Se celebraron 67 años de la unidad, al
tiempo que se efectuó una alusión especial al recientemente fallecido Capitán
de Navío VGM (RE) Jorge Luis Colombo.
Comandante Espora – En el hangar de la Segunda
Escuadrilla de Caza y Ataque (EA32) se llevó a cabo una ceremonia con motivo de
un nuevo aniversario de la escuadrilla, ubicada en la Base Aeronaval Comandante
Espora (BACE).
Fue
presidida por el Comandante de la Aviación Naval, Comodoro de Marina Juan
Alberto Mercatelli, acompañado por los Comandantes de la Fuerza Aeronaval Nº 2
(FAE2), Capitán de Navío Germán Zarralanga, y de la EA32, Capitán de Fragata
Darío Pozzi.
También
estuvieron presentes el Comandante de la Escuadra Aeronaval Nº 3, Capitán de
Fragata Juan Ignacio Sander; oficiales superiores, jefes y suboficiales en
situación de retiro; Veteranos de la Guerra de Malvinas; Plana Mayor y dotación
de los destinos que integran la FAE2, invitados especiales y compañeros de
promoción del piloto naval recordado.
La ceremonia se inició con la lectura del recorrido
histórico de la Escuadrilla, recordando su nacimiento un 9 de agosto de 1956
cuando se incorporaron a la Armada los aviones Vought Corsair F4U-5, adquiridos
en Estados Unidos de Norteamérica, que junto a las viejas aeronaves NA AT-6
conformaron la entonces denominada Escuadrilla Aeronaval de Combate, con
asiento en la Base Aeronaval Punta Indio.
Concebida
como una escuadrilla para operar desde portaaviones, fue traslada a la BACE
donde, a principios de 1970, se sumaron los aviones North American T-28, y poco
más de una década después los Super Etendard, aeronaves procedentes de Francia
con capacidad de defensa aérea de alta performance y última generación para la
época. Fue entonces cuando adquiere su actual denominación de Segunda
Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque.
Tras
la lectura de la efeméride naval, se realizó una invocación religiosa a cargo
del capellán castrense de la BACE, Rubén Vidal, quien evocando a Stella Maris,
Patrona de la Armada, hizo referencia a los difuntos que integraron la
Escuadrilla –y en especial al recientemente fallecido, el 28 de julio pasado a
los 84 años, Capitán de Navío VGM (RE) Jorge Luis Colombo– quienes con
liderazgo y profesionalismo precedieron a las actuales generaciones de pilotos
navales.
A continuación, el Capitán Pozzi pronunció palabras
alusivas en las que destacó “el arduo adiestramiento de los pilotos y personal
de mantenimiento de los primeros cinco Super Etendard arribados al país, para
alistarlos y ponerlos en condiciones operativas en tiempo récord para la Guerra
de Malvinas. Tal responsabilidad operativa fue asumida por su Comandante, el
entones Capitán de Corbeta Jorge Colombo”.
En
su alocución, rememoró las misiones de ataque que realizaron los Super Etendard
con los misiles antibuques AM-39 Exocet, y que revelaron el éxito y el coraje
de esta Escuadrilla a nivel mundial, destacando el hundimiento del destructor
HMS “Sheffield”, del portacontenedores SS “Atlantic Conveyor”, y el ataque al
portaaviones HMS “Invincible”.
“Hoy
nos encontramos en un proceso de recuperación de aeronaves SUE y SEM; con el
anhelo de volver a tener aviones de combate en servicio operativo (…) La tarea
no es simple, pero confío en el profesionalismo, dedicación, compromiso,
esfuerzo y sentido de pertenencia de sus integrantes para continuar”, destacó
el actual Comandante de la EA32.
Luego,
el Comodoro de Marina Mercatelli hizo uso de la palabra motivado, subrayó, por
dos hechos trascedentes para la Aviación Naval: el primero, el ciclo natural de
las aeronaves; su actividad y el personal con la capacidad para adaptarse y
capacitarse a cada modelo. Segundo, “el de rendir homenaje a un aviador naval
Veterano de la Guerra de Malvinas y Comandante de una unidad operativa en
acciones de guerra”.
“La
actitud profesional estaba en los genes de quienes bajo el mando del Capitán
Colombo enfrentaron el desafío. (…) Liderar un grupo de jóvenes tripulantes de una
Escuadrilla en formación, con una nueva capacidad de combate y en pleno proceso
de adaptación, y emplearlos con un adiestramiento mínimo, debió representar un
gran incentivo tan digno como el orgullo posterior. (…) Ser un Comandante en
operaciones militares reales requirió de un liderazgo determinante, firme y
convincente. Ese liderazgo facilitó las acciones realizadas. (…) La unidad
liderada por el Capitán Colombo demostró una elevada capacidad profesional para
planificar y ejecutar misiones aeronavales de ataque antisuperficie de carácter
conjunto con el mejor resultado”, remarcó el Comandante de la Aviación Naval,
reflejando que toda actividad aérea sobre el mar es complemento indispensable
de las operaciones navales.